jueves, 2 de abril de 2015

Sra. Frío



Escribí: “He pensado en una mujer que decide que es un ultraje a sus creencias eso de que “todos los copos de nieve son diferentes”. Ella cree en la dualidad, en la existencia de un doppelgänger para todos y para todo. ¿Qué hará para demostrar al mundo lo muy insultada que se siente? “

Esta es la historia de la mujer que decidió que todo se solucionaba con violencia. Antes de empezar a matar leyó mucho. Estuvo a punto de creerse las palabras de Gandhi, pero acabó por ver que eran una gran mentira. Esta es la historia de la famosa asesina del hielo. La inventora de la pistola congelante y los robots que la utilizaban, conocida por la prensa anglosajona como Ms. Freeze, la Sra. Frío para los medios hispanohablantes. La mujer que decidió que si cada copo de nieve era diferente, si esa era la verdad última, si el doppelgänger no iba a existir como constante universal, ella iba a convertir a la humanidad en copos de nieve. 

Copos de nieve gigantes, expuestos en un museo del frío sito en Huesca, dónde ni la policía ni el ejército pudieron penetrar ya que los rayos congelantes anulaban a soldados, tanques y aviones. La fortaleza que obligó a desalojar a más de cinco mil personas de sus casas cuando la ONU decidió que ante el peligro e inseguridad que los actos terroristas (fríamente calculados) debían acabar. Ese lugar de Huesca que ahora es un punto negro en el mapa, el primer y único ataque nuclear a un estado que el mismo estado ha aceptado. Uno de esos hechos que quedarán tanto en la memoria de la gente como del paisaje.

Los robots congeladores de la Sra. Frío convertían en estatuas de hielo a una media de cinco personas al día. Después de lanzar a sus víctimas el mortal rayo, volvían volando a la fortaleza y no dudaban en congelar cualquier obstáculo que se interpusiese en su camino. 5.345 personas murieron a manos de los robots controlados por la vengativa mujer. “Cinco, tres, cuatro, cinco, congelados pero no olvidados”- cantan cada año los manifestantes anti-Sra. Hielo en celebración del ataque nuclear que acabó con su reino de terror.

Frustración ante una realidad inalterable, genialidad técnica y una enorme herencia familiar convirtieron a una investigadora del CSIC en la enemiga número uno de la humanidad. Ya se han escrito muchísimos libros y artículos sobre los hechos, hasta llegar al punto en que desde la academia se habla del subgénero de “Freezelit” por la cantidad de volúmenes dedicados a la cruel española.

No puedo sino acabar esta historia con las palabras de Enrique Vila-Matas leída en un artículo publicado el 23 de Julio del 2018 en el periódico El País: “Si la muerte de Hitler se consiguió con una sangría medieval y la de Bin Laden con una precisión quirúrgica, la muerte de la Sra. Frío parece corroborar la teoría del eterno retorno de Nietzsche”


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