jueves, 6 de noviembre de 2014

Objeto encontrado y dudas posteriores (parte 1)



Me acaba de ocurrir algo extraño, o puede que no lo sea para nada, pero puede que el contexto en que me ha ocurrido haya hecho que a mí me lo parezca.
Hoy me he acabado dos libros. El primero es “Los Sordos” de Rodrigo Rey Rosa (que magnífico nombre, RRR, RoReRo), el segundo de Cristina Fernández Cubas “El Ángulo del Horror” (mi cuentista favorita). Como hemos cenado pronto y llevo escuchando recopilatorios de la Fania desde hace un par de horas, no hemos salido (esto no tiene mucha lógica para el observador externo, pero como este es un texto 100% verité no me importa), así que he decidido empezar otro libro de la biblioteca. Aquí, antes de desvelar el libro debo aclarar mi situación bibliotecaria en este momento. En Austria se paga por ser miembro de la biblioteca, y ahora mismo Teresa y yo somos miembros de dos: yo de la del Instituto Cervantes (de allí llevo uno de Zweig, uno sobre Bolaño extremadamente repetitivo, otro de Bolaño, Poemas y Antipoemas, los de RRR y CFC antes citados, y uno de Rafael Reig que extravié en el bus pero que recuperé gracias a que a) estaba en castellano o/y b)a nadie le interesaba leerlo) y Teresa de la Hauptbibliothek, o Biblioteca Central de Viena (de dónde entre libros para ella en alemán, he sacado y leído uno de Dick, otro de Bolaño, y un apasionante libro de detectives para aprender alemán denominado “Oktoberfest” que aún estoy leyendo aunque tenga escasas 30 páginas). Y por último “Aires de Dylan” de Enrique Vila-Matas. Y me he empezado a leer el libro, y muy ficción no ficción y etc, etc, à la Vila-Matas, me gustó “Historia abreviada de la literatura portátil”, así que mira, no me pareció mal leérmelo; y eso que leo como una introducción y noto que algo se mueve entre las páginas. No era un insecto, no era un billete de 500 euros, no era una carta de amor, no, era una tarjeta de esas que se usan para estudiar (foto adjunta a este escrito).

En lo que considero el anverso, dado que es donde hay más escrito se puede leer lo siguiente:
1. En la parte superior, escrito en bolígrafo azul: internet chat/convo: -selling your house.
2. Una serie de cenefas también en boli azul.
3. Lo último escrito en bolígrafo azul son dos especies de códigos o puzles: “MIG 1111” (con el MIG subrayado) y “KT 111” (las letras también subrayadas)
4. En lápiz encontramos una serie de palabras escritas en mayúsculas: TURBACIÓN, COLMAR, DESPACIO, ECHAR, HUÍR, CENIZA, PAYASO, TUTEAR, LA EXCUSA, CÁLIDO, ADICCIÓN, ENAJENADO, REÑER. Aunque todas estas palabras me llaman la atención hay algunas que me sorprenden más que otras. La primera es REÑER, que acabo de mirarlo y no existe. ¿Qué querrá decir el escritor o la escritora? ¿Reñir? Y si es reñir, ¿A quién riñe? ¿Al PAYASO ENAJENADO con una ADICCIÓN que le hace HUIR (con tilde en el original) DESPACIO arguyendo LA EXCUSA? ¿O a un camarero por TUREAR a una clienta rubio CENIZA? Y si no quería reñir, ¿Qué quería escribir? Puede que sea incapaz de reñir a nadie y por eso haya escrito REÑER, con una especie de afasia hacia lo que no puede hacer. Seguramente es una persona que detesta la novela fantástica. Y luego, más allá de este misterioso REÑER está LA EXCUSA. ¿Por qué LA EXCUSA y no LA ADICCIÓN o LA CENIZA? ¿Qué tiene LA EXCUSA que merezca un artículo? ¿Qué le falta a la TURBACIÓN?
5. Escrito en letras gruesas (en plan grafiti) la palabra DICK con la K sin acabar, pudiendo ser lo que creo que es una K una V. ¿Qué es DIKV?
6. Dos dibujitos de un romboide. En ambos hay dos líneas perpendiculares que unen los vértices opuestos. En el primero, pequeño y malformado, eso es todo. En el segundo, más grande y mucho más simétrico, con una posición central en la tarjeta, se han pintado con lápiz dos de los triángulos que forman las perpendiculares.
En el anverso:
1.Un dibujo de una especie de flor/rueda en lápiz y una rallas en bolígrafo.
2. Un número de teléfono: 0680243xxxx
¿Llamo o no llamo?

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