La lectura de un
libro sobre escritores que no escriben o dejan de escribir no debe ser lo más
adecuado para escribir. Vila-Matas, su autor, recuerdo que una vez en una
entrevista le preguntaron que estaba leyendo y dijo que nada, porque mientras
escribía no podía leer nada. Yo al revés, necesito ir leyendo, irme orientando,
ir fagocitando con más o menos descaro las ideas de los otros.
“”El arte es una estupidez”, dijo Jaques
Vaché, y se mató” (Bartleby y compañía de
E. Vila-Matas, p. 74).
Este post, por
su carácter extraordinario (dado que últimamente en el blog lo ordinario es el
silencio), tiene pocas historias dentro de él mismo porque las historias se
están escribiendo. Llevo unos días pensando, y va bastante bien para luego
escribir.
Por otro lado,
ayer me hice una maratón de documentales sobre Vázquez Montalbán y gente así te
lleva a diferentes estados mentales/emocionales a una velocidad de vértigo. La
lucidez, el trabajo, el buen vivir, la política, y un fino sentido del humor. Si
hay momentos en que uno quiere aprender, siempre va bien fijarse en lo que
otros, a los que admira, han hecho. Podéis ver el documental que me gustó más,
aunque después me di cuenta que ya lo había visto hacía unos años, pero eso con
mi consumo desaforado de material televisivo no es extraño, en este link.
También miré una
pequeña pieza del Ministerio de Cultura, de la Dirección General del Libro y
Bibliotecas (suprimida por nuestro querido Gobierno actual), en la que Torrente
Ballester hace una charla magistral de 7 minutos sobre la imaginación, sobre
dónde nació y sobre el humorismo. Yo todo lo que he leído de Torrente me ha
gustado, aunque debo confesar que por motivos de falta de tiempo dejé a la
mitad “Los gozos y las sombras” y aun no lo he reanudado, y en especial “La
saga/fuga de J.B.” me parece una de las mejores novelas fantásticas que existen
en lengua española. Podéis ver a este enorme autor que, aunque estuvo con los padres de los suprimidores de DG
culturales, seguramente no le habría hecho maldita la gracia lo que hacen sus niños.
Y ya para acabar
este texto hipervinculando, tan propio de Internet y la espiral infinita del
conocimiento al que nos lleva (conocimiento muchas veces inútil, aunque el
conocimiento inútil tampoco tiene que serlo tanto una vez uno sabe jugar al
42), mencionar a César Aira, un descubrimiento maravilloso que me llegó en forma
de libro/regalo después de un viaje de 3 a la Argentina y autor que he
disfrutado recientemente en menos de un día con su libro “El congreso de
literatura”. Sólo diré que hay clones, gusanos gigantes, Carlos Fuentes y
bellezas venezolanas.
...y el HILO DE MACUTO!
ResponderEliminar