lunes, 9 de febrero de 2015

Neu!



Yo ya no escribo en el blog porque escribo en otra parte.

Esa otra parte pronto vendrá al blog.

Hoy ha nevado y he pensado en apocalipsis llenos de nieve: tribus postadolescentes con cosmogonías rápidas y útiles para sobrevivir; un hombre alto y fuerte que se viste con pieles blancas y una máscara africana, asemejándose a un Yeti, y que se dedica a asesinar y robar a  viajero desprevenidos entre las nieves eternas de la ciudad; polacos peligrosos y acostumbrados al clima que persiguen a los nuevos herejes; un hombre que quema libros técnicos para calentarse y atesora novelas y las protege con su vida; un viejo que decide que puede que sí que exista al tierra prometida y avanza lentamente hacia el sureste, con provisiones en una mochila y números tatuados en su brazo…

También he pensado en los tipos de nieve. Y he decidido que el agua no puede sublimar, y me he dicho, voy a mirarlo por Internet, pero después he decidido que no, que el agua no puede sublimar y ya está. Que lo diré, y si alguien considera oportuno corregirme, lo hará. Y si no, reinará el silencio de la nieve (de líquido a sólido).

He pensado en una mujer que decide que es un ultraje a sus creencias eso de que “todos los copos de nieve son diferentes”. Ella cree en la dualidad, en la existencia de un doppelgänger para todos y para todo. ¿Qué hará para demostrar al mundo lo muy insultada que se siente? 

Y mañana vuelve 3. 

Y seremos tres en casa.

Durante unos días.

Dejo esto escrito y publicado.

 

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